Desde hace ya algún tiempo, los humanos preocupados por su
vida altamente sedentaria, decidieron ejercitar su cuerpo. Hoy en día pueden verse gimnasios por
doquier, e incluso hasta en los parques se han instalado aparatos para
ejercitarse. En las calles muy temprano
-o muy de noche- se ve a personas caminando, trotando o corriendo alrededor de
un parque, una cancha o incluso hasta recorriendo el pavimento. Otros practican algún deporte o juegan “una
cascarita”, algunos más participan en carreras y caminatas recreativas.
Nosotros los gatos no necesitamos nada de eso. Simplemente no dependemos de la tecnología ,
ni nos plantamos absortos ante una pantalla, preferimos salir a explorar, y la
más grande aventura puede ser desde ir tras un pequeño insecto, cazar una
simple luz, molestar a un can o huir del vehículo que se acerca.
Para salir, saltamos obstáculos, escalamos muros, nos escabullimos en angostos espacios o simplemente maullamos para que alguien más nos abra una puerta o ventana.
Para salir, saltamos obstáculos, escalamos muros, nos escabullimos en angostos espacios o simplemente maullamos para que alguien más nos abra una puerta o ventana.
La agilidad la da la práctica, la movilización constante. No
es necesario inscribirse a una carrera, basta con el hecho de abandonar la
comodidad de un sillón, de la cama o de la hamaca, soltar el móvil y el
ordenador para disfrutar del paisaje, de la vida, del aire, la lluvia, el sol o la
noche.
Nada mejor que retornar a casa a disfrutar de un rico plato
de comida y abundante agua, descansar a pierna suelta y soñar con una nueva
aventura, para saber que la felicidad y la salud dependen solamente de ti.
Teo.
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