lunes, 28 de octubre de 2019

FRESCO


En la blanca Mérida, se siente ya el tiempo de finados.  Amanece con neblina y la temperatura ha descendido unos cuantos grados (no muchos, pero al menos ya no estamos a 40).  Los humanos desempolvan sus chamarras, sweaters y cobertores.  Bufandas y gorros que hace un tiempo compraron en algún lugar, las “mangas largas” y  la ropa gruesa de invierno, empieza a desfilar.

Aparecen algunas botas de moda, sin embargo, las chanclas y sandalias siguen siendo el calzado principal -pero con calcetines y calcetas– por aquello del friito. Los jóvenes gustan de vestir de shorts y pantalones “rotos” por todos lados, pero eso sí, bien abrigados con chamarra, sweater y bufanda.

Mis humanos también se vuelven locos, pues creen que al bajar la temperatura, los gatos tenemos frío. Así que me disfrazan con gorro y bufanda sin importar que tengo suficiente pelaje para no sufrir por su “descenso” de temperatura (mi rostro expresa lo que siento cuando hacen eso).

Cosas que solo pasan en mi Yucatán, donde se vive sin duda, en “otro mundo”.

TEO

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