lunes, 28 de octubre de 2019

FRESCO


En la blanca Mérida, se siente ya el tiempo de finados.  Amanece con neblina y la temperatura ha descendido unos cuantos grados (no muchos, pero al menos ya no estamos a 40).  Los humanos desempolvan sus chamarras, sweaters y cobertores.  Bufandas y gorros que hace un tiempo compraron en algún lugar, las “mangas largas” y  la ropa gruesa de invierno, empieza a desfilar.

Aparecen algunas botas de moda, sin embargo, las chanclas y sandalias siguen siendo el calzado principal -pero con calcetines y calcetas– por aquello del friito. Los jóvenes gustan de vestir de shorts y pantalones “rotos” por todos lados, pero eso sí, bien abrigados con chamarra, sweater y bufanda.

Mis humanos también se vuelven locos, pues creen que al bajar la temperatura, los gatos tenemos frío. Así que me disfrazan con gorro y bufanda sin importar que tengo suficiente pelaje para no sufrir por su “descenso” de temperatura (mi rostro expresa lo que siento cuando hacen eso).

Cosas que solo pasan en mi Yucatán, donde se vive sin duda, en “otro mundo”.

TEO

viernes, 18 de octubre de 2019

ACTIVIDAD


Desde hace ya algún tiempo, los humanos preocupados por su vida altamente sedentaria, decidieron ejercitar su cuerpo.  Hoy en día pueden verse gimnasios por doquier, e incluso hasta en los parques se han instalado aparatos para ejercitarse.  En las calles muy temprano -o muy de noche- se ve a personas caminando, trotando o corriendo alrededor de un parque, una cancha o incluso hasta recorriendo el pavimento.  Otros practican algún deporte o juegan “una cascarita”,  algunos más participan en carreras y caminatas recreativas.

Nosotros los gatos no necesitamos nada de eso.  Simplemente no dependemos de la tecnología , ni nos plantamos absortos ante una pantalla, preferimos salir a explorar, y la más grande aventura puede ser desde ir tras un pequeño insecto, cazar una simple luz, molestar a un can o huir del vehículo que se acerca. 

Para salir, saltamos obstáculos, escalamos muros, nos escabullimos en angostos espacios o simplemente maullamos para que alguien más nos abra una puerta o ventana.

La agilidad la da la práctica, la movilización constante. No es necesario inscribirse a una carrera, basta con el hecho de abandonar la comodidad de un sillón, de la cama o de la hamaca, soltar el móvil y el ordenador para disfrutar del paisaje, de la vida, del aire, la lluvia, el sol o la noche.

Nada mejor que retornar a casa a disfrutar de un rico plato de comida y abundante agua, descansar a pierna suelta y soñar con una nueva aventura, para saber que la felicidad y  la salud dependen solamente de ti.

Teo.